Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

La Caída de Adán


   La Nueva Revelación explica el relato figurativo del Antiguo Testamento. "Ves, Adán, he creado el tiempo para que tu prueba sea corta y la vida conquistada eterna." "No habrás de luchar contra fuerzas extrañas, sino solamente contigo mismo, porque Yo te he puesto sobre todas las cosas." "El gusano significa lo maligno, lo fundamental dentro de ti, y el lleva el aguijón de la muerte, por lo tanto no muerdas el aguijón del gusano." (Ha I 40, 33 y 35). "Mirad, ya que aprendéis todo, conocéis todo y podéis hacer uso de todo menos de una cosa, y ésta os la enseñaré ahora y pondré dentro de vosotros la fuerza para la procreación de vuestros semejantes. Pero de esta fuerza no debéis hacer uso hasta que Yo vuelva y os encuentre vestidos con el hábito de la obediencia, la modestia, la fidelidad y la inocencia justa. Pero, ¡ay de vosotros!, si os encuentro desnudos (desprovistos de las virtudes atadas, nota del autor). Yo os repudiaré y la consecuencia será vuestra muerte." (Ha I, 7, 15).
    Algunos teólogos interpretan "el mordisco de la manzana" en el sentido que la Nueva Revelación aclara el relato alegórico del Génesis. Pero aún se encuentran en la literatura las teorías más disparatadas y estrafalarias acerca "del mordisco de la manzana". En el Génesis 3, 1 no se habla en absoluto de una manzana. Esta versión fue introducida por los monjes de la Edad Medía a través de sus representaciones de relatos bíblicos. En el Génesis 3, 1 se puede leer: "... del fruto del árbol que está en medio del jardín no comeréis ni lo tocaréis". "... entonces vio la mujer que el árbol era bueno para comer y agradable a la vista..." (lujuria). Este texto hace suponer lo que la alegoría de "el árbol en medio del jardín" (en el centro del cuerpo) debe significar. El místico Jakob Böhme escribe a propósito del pecado original: "Adán perdió la virgen y ganó la mujer".
    Prosigue la explicación de la Nueva Revelación: "Durante algún tiempo todo marchaba bien, pero luego la lujuria pudo más que el buen sentido, según la revelación divina. Bajo el símbolo de la serpiente utilizado por Moisés la primera pareja humana pecó contra el mandamiento para ver lo que ocurría. Lo que hicieron ellos, lo hacen casi todos los hombres hasta nuestros días". (Gr VII 121, 9). "Adán tomó el fruto del regazo de Eva, y con voluptuosidad desobedeció a Dios; en el placer carnal se sintió como el primero de lo creado (como Lucifer, nota del autor) en egoísmo presuntuoso y ciego." "Si en la Sagrada Escritura se lee que Satanás sedujo a la primera pareja humana bajo la forma de la serpiente, esto significa: la primera pareja humana que muy bien conocía a su Dios y Su Voluntad, se había dejado seducir por el mundo material y la voz de la concupiscencia y había pensado: veremos qué pasará si actuamos en contra de la voluntad de Dios que nos conoce bien." (Gr VIII 34, 13).
    "Estuvieron conscientes que en la carne habitaba la muerte y que ésta puede penetrar hasta en el alma libre cuando aumenta el amor hacia el mundo material, así que perdieron el paraíso puro que consiste en la unidad del alma con el espíritu. Por su propio esfuerzo no pueden volver a encontrar el paraíso. Como su alma había sido herida por el aguijón de la materia y como les cuesta mucho mantenerse lo suficientemente libres -al igual como ocurre hoy con todos los hombres-, Yo he venido a este mundo para enseñarles de nuevo el verdadero camino de la vida para devolverles el paraíso perdido a través de Mi Doctrina." (Gr VIII 34, 15).
    Dios dijo: "... He contado las gotas de arrepentimiento de Adán y las gotas de dolor de Eva y Mi Amor y Mi misericordia se compadecieron ... que guarden mis mandamientos de amor y de piedad hasta el fin de su vida, luego les enviaré un mediador que les liberará de su culpa y les aliviará de la gran carga de su desobediencia". (Ha I 9, 25 y 27).
    Según la Nueva Revelación, Adán y Eva volvieron a provocar la ira de Dios más adelante, cuando Adán se olvidó a guardar el Día del Señor (el sábado ó sabath) y la pareja, junto con sus treinta hijos se entregaron a la bebida, quedando ebrios y en esta condición cayeron en grandes desórdenes sexuales (Ha I, 13, 13).
    Es ahora cuando dice a Adán: "Has perdido el paraíso para ti y toda tu descendencia hasta el fin de todos los tiempos". (Ha I, 13, 23).
    La expulsión del paraíso de la primera pareja humana por un ángel, con una espada flameante es una descripción mítica. La Nueva Revelación lo explica del modo siguiente: "¿Podemos suponer seriamente que Dios expulsaría a Adán del paraíso por medio de un ángel con una espada flameante? Yo os digo: Si a Adán le pareció así, esto solamente es una expresión figurativa de lo que Adán sintió interiormente, perteneciendo a las actas de su educación y fundación de la primera religión e iglesia entre los hombre de esta tierra". (Gr IV, 143, 2).
    Cuando nació Caín, un ángel dijo a sus padres: "Este fruto no representa ningún pecado para vosotros (Caín fue el fruto del engendro pecaminoso sin la bendición de Dios; nota del autor), pero sigue siendo la consecuencia de la triple desobediencia contra Dios y representa la muerte de vuestra carne, ya que lo habéis engendrado en vuestra carne por concupiscencia y egoísmo". "A este fruto le llamaréis Caín o "portador de muerte"." (Ha I, 11, 9)
    Como hemos leído, la caída de Adán consiste en "la concupiscencia y el egoísmo". La condición inocente del paraíso es "da unidad completa de alma y espíritu". Concupiscencia y egoísmo destruyen esta condición. El capítulo "Meta y tarea del hombre" tratará más detalladamente este tema.
    Los vicios y el egoísmo son por lo tanto la base del pecado original. La Nueva Revelación dice: "... quitarse el viejo pecado de Adán, esto solamente se puede lograr de modo siguiente: El alma debe liberarse de todas las preocupaciones y vicios mundanos, no hay otro remedio. Si éstos se dejan atrás, el hombre vuelve al orden divino deseado por Dios. Y, mirad, esto es lo que se llama justificadamente "pecado original". Es decir, el pecado de la carne, entendido en sentido espiritual, y es al mismo tiempo todo lo que rodea la carne, la preocupación material por el bienestar de la carne (y la poca preocupación por el alma, nota del autor); esto es el pecado difícilmente perdonable, el pecado de Adán y de toda su descendencia". (Gr II 226, 10).


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann