Las iglesias entienden el Día del Juicio, como el final del mundo, junto
con un juicio general y final. En la Nueva Revelación el último día no se
pone en conexión con la disolución del cosmos. Ya que no existe una resurrección general de los muertos, como las iglesias erróneamente enseñaron
durante largo tiempo, tampoco habrá un «último día» en este sentido. La
Nueva Revelación dice lo siguiente: «Os acordaréis que no he hablado nunca con vosotros (los discípulos) de un día general de despertar y de juicio,
pero sí se puede hablar de un último día especial para cada hombre en
particular, y éste es el momento cuando el alma deja su envolvimiento material-terrenal. Naturalmente este despertar no lleva directamente a cada alma a
una vida eterna; también puede llevar a una muerte eterna, aunque aquí
no debe interpretarse la palabra "eterna" como una medida de tiempo continuo y sin fin». (Gr X 155, 1).
Con el término «día del juicio» no quiere expresarse un día terrenal,
sino un día espiritual en el Más Allá. «Cuando habrás dejado atrás tu cuerpo material y habrás entrado en el reino de los espíritus, esto representa
para ti tu último día. Yo te liberaré de la atadura de la materia, salvándote.
Esto será el despertar del último día.» (Gr VII 187, C6-8).
El último día para los justos en el amor es el día de la resurrección a
la vida eterna, que es el más perfecto renacimiento del espíritu. Pero igualmente es un día de juicio para aquellos que no quieren aceptarme en el
espíritu y en la verdad por falta de amor. (GS I 64, 15).
«Si dejásemos llegar a aquéllos al Más Allá, entonces huirían aún más
de la luz de la vida y de la verdad que ya en su vida aquí la despreciaron.
No yerro si digo: También despertaré a los espiritualmente muertos, cuando se aparten de la carne, los llamaré para juzgarlos y para que encuentren
la recompensa de sus actos.» (Gr X 154, 7-8).
El Señor explica en la Nueva Revelación, que la lectura
bíblica sobre el juicio final
es el resultado de unas falsificaciones introducidas en la Sagrada Escritura.
Diversas contradicciones y errores fueron introducidos en el Evangelio, especialmente en su sentido literal, sobre todo por lo que respecta Mi
aparente intervención altamente tiránica en el llamado «último juicio», que no
aparece en el Evangelio según san Juan, que es el único exacto.
En este contexto, el Señor hace referencia al pseudo-Evangelio de
Mateo (mejor de l'Rabbas) y al falsificador Teófilus (que alteró el Evangelio
de Lucas), llamándoles «los evangelistas de la venganza» y luego recomienda: «Ateneos a lo que dice Juan» (Gr XI, pág. 247). Juan, el testigo ocular
y auricular, lo debía saber mejor y él nunca escribió nada de todo esto.