Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

Los tóxicos y otros causantes del aumento de las enfermedades


   Las consecuencias de los daños de nuestro medio dan más que pensar de lo que se supone. La totalidad de los efectos no se verán hasta pasados algunos años. Muchas enfermedades están latentes y se propagan ya, aunque sus síntomas no se noten. Las condiciones actuales son verdaderamente alarmantes. En la República Federal de Alemania muere una de cada cuatro personas de cáncer, según las estadísticas. El profesor Gundmann, de Munich, cifra en unos setecientos los agentes cancerígenos presentes en nuestro medio ambiente.
   En el simposio internacional de los investigadores oncológicos, se hablaba incluso de un número mayor. Se detecta un gran aumento de enfermedades en niños (entre ellos el cáncer) que anteriormente se daban solamente en personas adultas.
   Hace cincuenta años se consideraba excepcional un cáncer de infancia. Actualmente, el cáncer es la causa más frecuente de muerte en niños, después de las defunciones por accidente de tráfico.
   Resultados recientes, demuestran que las nitrosaminas son las más peligrosas entre los tóxicos cancerígenos. Donde los ácidos nítricos entran en contacto con las aminas, se dan las nitrosaminas. Estos ácidos se forman a partir de nitratos (por ejemplo los abonos artificiales) con monóxido de nitrógeno y dióxido de nitrógeno (gases de escapes de los automóviles, emisiones de la industria, etc.). Nitrosaminas se encuentran en las materias bases de la industria, en los productos fitosanitarios, farmacéuticos y alimenticios. En los ensayos con animales, las nitrosaminas provocaron el cáncer, y de un modo más virulento que ningún otro agente. Según la revista Science, del 23 de enero de 1976, se encuentran concentraciones peligrosamente altas, sobre todo en las ciudades.
   Los científicos chilenos R. Armijo y A. H. -Coulson, relacionan el empleo de abonos de nitratos con la aparición de cáncer de estómago, en su libro Epidemiology of stomach cancer in Chile.
   En el Congreso Alemán de Cáncer, en Hamburgo, en febrero de 1976, el profesor Carl Gottfried Schmidt afirmó que el ochenta por ciento de las enfermedades cancerosas que afectan a los habitantes de la República Federal, se deben a las influencias del medio ambiente. El profesor Schmidt prevee para dentro de dos a tres décadas, un aumento de las enfermedades, diciendo que cada tercera persona será víctima de «esta plaga de la humanidad». En nuestros alimentos se acumulan unas cuatrocientas treinta substancias cancerígenas en concentraciones de 0,002 a 0,05 pmm, según el profesor D. J. Tilgner, y sus efectos se desarrollan paulatinamente.
   El mayor peligro lo corren los niños y los nonatos en el vientre materno. Ellos están especialmente predispuestos a sufrir a causa de los agentes tóxicos químicos, así como por radiación radioactiva. Las nitrosaminas llegan de la madre a través de la placenta al embrión. Hoy viven en la República Federal 360.000 niños psíquicamente o físicamente minusválidos y su número aumenta en 40.000 casos anualmente. No se puede ni siquiera calcular los problemas futuros, tanto en plan humano, como en gastos y sufrimientos que esto supone. El profesor Gerhard Wendt, de genética humana de la Universidad de Marburgo, calcula unos gastos de treinta y ocho mil millones de marcos para el tiempo de vida para los niños con defectos genéticos actualmente vivos. Aquí hay que apuntar un hecho poco conocido, que el reglamento de protección de radiación fija los valores límites que no deben ser sobrepasados por las plantas energéticas, y que estos límites se refieren a «personas mayores de dieciocho años». Pero los recién nacidos y los embriones son mucho más sensibles, valorándose el peligro en cien y hasta seiscientas veces mayor que lo aplicable a personas mayores. En esta opinión concurren, tanto los que abogan por la energía atómica, como los que están en contra. Los reglamentos de protección contra la radiación no toman en cuenta estos hechos. Esto cambia totalmente la opinión que se debe tener de las manifestaciones de la industria energética con respecto a la débil radiación que emiten las plantas nucleares.
   Según un informe de la Estadística Federal de Wiesbaden, fechado en octubre. de 1972, en la República Federal de Alemania, uno de cada siete habitantes sufre alguna enfermedad crónica.
   La disposición para contraer enfermedades se ve aumentada, tanto por los alimentos contaminados, como por un aporte calórico alto, un consumo preferente de carnes, grasas y azúcares, junto con la falta de vitaminas y minerales, añadiendo el «estress», el ruido ambiental y la falta de ejercicio físico. El Instituto Max-Planck de Fisiología de la Alimentación de Dortmund, ha comprobado que del cincuenta al sesenta por ciento de la población alemana sufre una carencia vitamínica velada. Esta carencia se expresa en una disminución de las defensas. Lo mismo se puede decir con respecto a la carencia de minerales.
   El profesor Schlierf, del Instituto de Investigación Cardiológica de la Universidad de Heidelberg, comenta que actualmente del diez al doce por ciento de la población sufre alguna enfermedad, debido a una alimentación deficiente, lo que ocasiona anualmente diecisiete mil millones de marcos en gastos.
   Sumamente perjudicial son los dulces a base de harina refinada de trigo, azúcar y chocolate. Los habitantes de la República Federal gastan anualmente quince mil millones de marcos en estos dulces provocadores de caries dental, lo que repercute en los gastos para el tratamiento dentario y piezas dentales, que alcanzan otros ocho mil millones de marcos. En vista de la evolución de los gastos, creciendo como una avalancha, la Asociación Libre de Dentistas Alemanes exigió un impuesto extraordinario sobre toda clase de dulces.
   El aumento continuo de las enfermedades llamadas de la civilización, no puede pararse sino en base a un cambio completo en la manera de alimentarse y en la renuncia voluntaria del alto consumo, como opinan las autoridades médicas. Esto concuerda con lo que el Señor dice en la Nueva Revelación a los hombres actuales: «Debéis ser moderados en el comer y en el beber, no codiciéis manjares exquisitos, así mantendréis largamente la salud de nuestro cuerpo». (Gr VIII 82, 11). «Difícil será purificarse para aquel que tiene mucho apego a todos los gustos mundanos.» (Gr X 98, 9).
   Siendo así la situación, resulta que la sobrealimentación ha llegado a ser un serio problema de la salud junto con el cáncer e infecciones altamente graves. El protocolo alimentario del Gobierno (1976) afirma que el cincuenta y seis por ciento de la población sufre de exceso de peso. En el primer protocolo de 1969 ya se indicó el alto consumo de azúcar, con un gasto de noventa gramos por día por habitante, aconsejando una reducción a sesenta gramos por día. En el año 1975, el consumo había subido a cien gramos. Se puede leer lo siguiente: «Entre los cinco millones de niños en edad escolar se dan anualmente unos quince millones de cavidades de caries por el abuso de azúcar».
   El profesor Reifferscheid dijo en junio de 1975, en el Congreso de Cirujanos en Aquisgrán, que en la Europa occidental uno de cada cuatro personas morirá joven a causa de una cardiopatía o de la diabetes debido al exceso de peso.
   Otro peligro para la salud está en la carne, los productos cárnicos como los embutidos y la leche, por su contenido de antibióticos, hormonas y demás aditivos. Las condiciones han llegado a un extremo que los veterinarios se vieron obligados en exigir del legislador la supresión del «mercado gris de productos farmacéuticos», manifestando en el Congreso de Baden-Württemberg en junio de 1975, que el aumento de productos alimenticios adulterados es insoportable. Los veterinarios –se dijo– no pueden tolerar más que los productos farmacéuticos puedan ser administrados a los animales sin ningún control y que los residuos en la carne y la leche ponen en peligro la salud de los hombres.
   No se podía contar con una disminución en el empleo ilegal de hormonas, antibióticos, etc., hasta los años setenta, porque según la legislación vigente, hasta julio de 1975 no se podía perseguir a los infractores. «Los veterinarios se ven estimulados a utilizar medicamentos en el tratamiento de los animales.» En el protocolo alimentario del Gobierno Federal del año 1976, los autores se esconden, como se puede leer en los comentarios, en este caso inhibiéndose con insinuaciones vagas.
   Cuando en el año 1979, el BKA (Central de Investigación Criminal) exigió controles más estrictos por el peligro de la salud pública, aún no entraron en vigor nuevos reglamentos. En octubre de 1980 se descubrieron unas grandes estafas en el mercado ilegal de productos farmacéuticos para animales. Los casos descubiertos solamente eran la punta del iceberg. La investigación no estaba provista con el material necesario ni con la suficiente dotación humana. Además resultaron ridículamente bajas las multas impuestas por los jueces a los infractores, comparadas con las enormes ganancias. Al mismo tiempo, se descubrieron casos parecidos, tanto en Italia como en Francia. Según datos del Colegio de Veterinarios de Baviera, aún en el año 1983, el setenta por ciento de los productos farmacéuticos empleados en veterinaria se venden ilegalmente o a través del «mercado gris».
   A los daños mencionados que sufre la salud pública, se tienen que añadir las consecuencias del consumo de alcohol, tabaco y drogas. Anualmente hay unos 100.000 inválidos que reciben su renta anticipadamente, debido al abuso de la nicotina. Se pueden añadir anualmente unos 20.000 casos de amputación de piernas y unos 25.000, afectados por cáncer de pulmón.
   También aumentan rápidamente otras enfermedades. Con el impreso 7/2070, el Gobierno Federal anuncia que 140.000 fumadores mueren antes de tiempo anualmente. El Ministerio de la Sanidad amplía este dato, diciendo que el cuarenta por ciento de todas las enfermedades cancerosas en los hombres, se evitarían si dejasen de fumar.
   El abuso del alcohol y la adición a las drogas son causantes de muchos accidentes de tráfico, accidentes laborales, delitos, encarcelamiento o reclusión en clínicas psiquiátricas. Los gastos calculados por el Ministerio de Sanidad, que ocasionan el consumo de alcohol y la nicotina y la sobrealimentación se elevan a la enorme suma de cincuenta y cuatro mil millones de marcos anualmente.
   En la República Federal de Alemania, e1 número de enfermos reumáticos es de diez millones, la mitad de personas afectadas son menores de veinticinco años. Los inválidos prematuros a causa del reuma alcanzan unas 200.000 personas, aumentando anualmente la cantidad de personas con imposibilidad de trabajar a causa del reuma en unos 200.000 casos. Los reumatólogos calculan las pérdidas anuales por ausencias en el trabajo, en más de catorce millones de marcos.
   También la diabetes se está convirtiendo en una plaga común en los países industrializados. Desde el final de la I Guerra Mundial, hay diez veces más de enfermos, alcanzando la cifra de 2,3 millones de afectados. Del mismo modo ha aumentado la gota, una enfermedad del metabolismo, convirtiéndose también en una plaga común.
   Todas estas enfermedades son las consecuencias de las costumbres alimenticias de los países industrializados. Se puede decir lo mismo, con respecto al consumo de bebidas. En abril de 1976, el Ministerio de Sanidad del Estado de Rhenania-Westfalia, hizo un balance. Según éste hay en la República Federal de Alemania unos dos millones de enfermos alcohólicos. El número de casos en peligro de convertirse en alcohólicos se calcula de tres a cuatro millones, según la revista Selecta.
   El Ministerio considera este estado de cosas «amenazador». En la opinión del profesor Volker Faus, de Freiburg, se puede preveer para el futuro, que cada segundo adolescente padecerá una afección hepática a causa del consumo masivo de alcohol. Un treinta y siete por ciento de casos de invalidez prematura, son debidos a afecciones hepáticas. Un veinte por ciento de la población sufre de micosis, que se ha extendido de forma epidémica. Por otra parte, se extienden por todo el mundo las enfermedades alérgicas, debido a la «quimificación» de nuestro entorno. Hay infinidad de posibilidades de contraer una enfermedad alérgica, porque los alérgenos en el aire, en los alimentos, detergentes, medicamentos, fibras artificiales, etc., son incontables. Durante el Congreso de la Asociación Alemana de Dermatología, el presidente, el profesor G. Stuttgen dijo que nuestra sociedad industrial está saturada, habiendo llegado a un límite de tolerancia en su transformación del medio ambiente y que será necesario intervenir, si la agresividad aumenta hasta el extremo de ir en contra de la conservación de la vida.
   Igualmente peligrosos son los efectos secundarios de los productos farmacéuticos. Como hace constatar el profesor Klaus Dietrich Bock, en la revista especializada Diagnostik, el problema de los efectos secundarios alcanza la gravedad de las enfermedades infecciosas. Lo que se ve es solamente la punta del iceberg.
    De modo preocupante aumentan las infecciones gastro-intestinales, sobre todo en lo que se refiere a los miles de casos de infección de salmonellas. Un control eficaz de los alimentos en la avalancha de las importaciones ya no es posible, como manifiesta el Instituto de Higiene y Microbiología de la Universidad de Wurzburgo.
   Aparte de las enfermedades citadas, aumentan las afecciones cardíacas y circulatorias, la hipertensión, arterioesclerosis, neuralgias, los desarreglos metabólicos y dolencias de las articulaciones y vértebras. Con estas afecciones se redondea el cuadro de sufrimiento de la sociedad moderna. Casi un ochenta por ciento de todas estas enfermedades se deben denominar enfermedades de la civilización. Éstas han aumentado descomunalmente y siguen hacia su punto culminante. En la próxima generación aparecerán las degeneraciones derivadas de aquéllas.
   Los burgueses de la opulencia están en peligro de cualquier adicción y de sufrir una invalidez prematura debido al modo de vivir desenfrenado. Adictos no son solamente los drogadictos, sino todos cuantos tienen un alto consumo de alcohol, cigarrillos, medicamentos o alimentación en general. Todo esto contribuye a un enorme aumento de los gastos del seguro social, alcanzando éstos en 1970, 23,8 mil millones de marcos y ahora 85,7 mil millones de marcos, lo que representa un aumento del doscientos sesenta por cien.
   Esto es el anverso de la medalla del progreso y del aumento del bienestar prometido por todos los partidos. Actualmente se alcanza a ver únicamente el principio de las consecuencias del desarrollo y del falso camino seguido por el brillo del progreso.
   En la Nueva Revelación no nos hablan solamente de «las muchas y malas enfermedades», sino también de «plagas y pestilencias». Se añade que «eventos naturales y epidemias» arrebatarán masas de hombres (Pr 319). Estos riesgos ya se apuntan en el crecimiento de la resistencia a ciertas bacterias y virus. La malaria tropical, la forma más traidora del paludismo, está aumentando mundialmente debido a la resistencia a los medicamentos empleados contra la mosca portadora de la enfermedad. En Sri Lanka (Ceylán), donde hace diez años se registraron veinticinco casos de paludismo, actualmente hay dos millones de enfermos. Globalmente, hay otra vez doscientos millones de afectados. Solamente en África, mueren anualmente un millón de niños de malaria.
   En la actualidad, las clínicas y hospitales temen a los virus y a las bacterias resistentes. Alrededor de un seis por ciento de todos los pacientes alemanes enferman de estos gérmenes de los hospitales. Hasta un tres por ciento de los fallecimientos en clínicas y hospitales, sobrevienen por estas causas. Tan alarmante como es este hecho, es también la disminución de las defensas naturales del hombre. Sanidad se ha visto obligada a tomar medidas en los hospitales, en vista del aumento de los virus y de las bacterias resistentes.
   La situación sanitaria de la población germana se deduce de una afirmación del hasta ahora presidente de Sanidad de Berlín, el profesor Georg Fulgraff, que opina que la frecuencia de las enfermedades va aumentando en lugar de disminuir. Fulgraff no deja lugar a duda que el enorme gasto de la medicina altamente tecnificada, no está en relación con los éxitos obtenidos.
   Los expertos opinan que nos acercamos a una catástrofe sanitaria y económica a escala nacional. Algún día los gastos para combatir enfermedades alcanzarán un nivel insostenible y las ausencias laborales disminuirán considerablemente la economía, siendo el resultado una reducción del ingreso bruto y por consiguiente, del bienestar social. Las consecuencias de la forma de vida desenfrenada del mundo civilizado de las naciones industrializadas, en un tiempo previsible, se puede convertir en un problema existencial con amenaza de quiebra de estados enteros.
   Paralelamente a las enfermedades físicas, aumentan las enfermedades psíquicas en todos los países industrializados de la tierra. Treinta millones de americanos de USA acuden al médico por algún problema psíquico. Unos tres millones sufren alguna neurosis. El psiquiatra jefe del Hospital Aisai de Tokio, el doctor Masakatsu Shiozaki, declara: «Puedo afirmar que una tercera parte de los japoneses asalariados se encuentran en un estado pre-neurótico».
   El protocolo de la situación psiquiátrica de la República Federal de Alemania del año 1975, nos muestra la verdadera situación. Los expertos la consideran catastrófica. Pero hay casi un millón de personas necesitadas de un tratamiento psiquiátrico o psicoterapéutico. Unos once millones de personas de la República Federal de Alemania, se han visto enfrentadas con una enfermedad de índole psíquica. También es muy alarmante el porcentaje de los niños enfermos o inadaptados. Un veinte por ciento de los niños son hiperactivos, o sea que no tienen dominio sobre sí mismo, no se pueden concentrar y, por lo tanto, tampoco pueden aprender.
   Las causas de la hiperkinesis se buscan en los aditivos sintéticos de los alimentos, en el plomo, en las luces fluorescentes en las aulas (las pruebas han demostrado su nocividad para los niños), y también en la falta de afectividad debido a la poca relación madre-hijo, en los primeros años de vida. Además, los niños están saturados de estímulos que reciben en las grandes ciudades y de ver demasiada televisión.
   El aumento espectacular de suicidios de niños en la edad entre los seis y los quince años, demuestra que los niños de nuestro tiempo están expuestos a unas cargas emocionales insoportables, tanto en sus casas como en las escuelas. En los años cincuenta se dieron anualmente unos quince suicidios entre niños, en los años setenta, esta cifra alcanzó noventa y dos casos y en el año 1981 se sobrepasaron los cien casos. A estas cifras hay que añadir los miles de casos de intentos de suicidio que quedan ocultos. Los expertos consideran sumamente grave este aumento del duplicado desde los años cincuenta, de suicidios de menores. En otros grupos de edad, las cifras comparativas dan un aumento del cuarenta y uno por ciento. Las enfermedades psíquicas en jóvenes, amenazan en convertirse en una plaga colectiva que pone en peligro toda la humanidad.
   Según unas investigaciones a cargo del Seguro de los Empleados Alemanes (DAK) de junio de 1975, un veinticinco por ciento de los jóvenes tienen problemas circulatorios. Muchos niños inadaptados manifiestan más adelante un comportamiento antisocial, con agresividad y actos destructivos. Esta evolución es un problema mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que las perspectivas para el futuro son alarmantes (revista Weltgesundheit).
   En todos los países, energías mal guiadas se liberan y su intensidad pone en peligro a la sociedad entera. Según los científicos, un número desproporcionado de neuróticos puede convertirse en una sociedad anárquica. Quizá les parecerá una visión de horrores exagerada. Pero el siguiente informe de la Deutsche Zeitung, que habla del comportamiento de la juventud estudiantil en USA, nos pone sobre aviso y origina preguntas angustiadas también para los países de Europa.
   En el año 1974 se denuncian en las escuelas de enseñanza primaria y enseñanza media de los USA, 12.000 robos a mano armada, 204.000 ataques a personas con armas, 9.000 violaciones y 270.000 atracos dentro de los recintos de las escuelas americanas. Pero estas cifras representan solamente una parte de los delitos cometidos.
   «Anualmente se cometen unos cien asesinatos y por lo menos, 70.000 ataques a profesores en las escuelas de enseñanza primaria y secundaria. Las agresiones de los alumnos han aumentado de forma insoportable y, en Los Ángeles, los maestros y maestras han sido equipados con radioteléfonos para pedir ayuda policial del modo más rápido.»
   «Los alumnos agresivos han destrozado mobiliario e instalaciones en las escuelas, por un valor superior a mil millones de marcos en un año. » «El arma preferida por los alumnos es el revólver, que puede comprarse al precio de diez marcos, cerca de las escuelas.» La revista Die Zeit, en su edición del 20 de mayo de 1983, alude a las escuelas primarias de la República Federal de Alemania y al continuo aumento de las agresividades contra los profesores, preguntando: ¿Será necesaria también aquí –como en USA y Gran Bretaña–, que los profesores se vean obligados a contratar un seguro de riesgos especiales? La inadaptación y la agresividad representan grandes dificultades para los maestros y maestras. La citada revista ilustra sus comentarios con documentos gráficos de hechos violentos inimaginables en otros tiempos.
   La semilla del odio contra «el establishment» y la divulgación de la educación anti-autoritaria para «la creación de un pueblo libre» está dando su fruto. Se sembró viento y se cosechan tormentas.
   La juventud de los últimos decenios, que ha crecido en una sociedad permisiva y aduladora del bienestar, ya no conoce medidas, no encuentra sentido en la vida, se pierde en actitudes nihilistas.
   En la Nueva Revelación, el Señor predice que esto ha de ocurrir, si a la juventud no se le educa bien y no se le ofrece buenos ejemplos. Podemos leer: «La causa principal de la corrupción de las almas humanas ha de buscarse en una educación con amor ciego. Se deja crecer al arbolito sin enderezarse, con mimos a destiempo, así se contribuye a que no crezca derecho (la educación anti-autoritaria, nota del autor)». «pero una vez endurecido el tronco, de poco o nada sirven las medidas de corrección.» «¡Enderezad a vuestros hijos en su tierna juventud! » «Pero si consentís demasiado los deseos de vuestro hijos, les abriréis la puerta a todos los vicios del mundo corrupto. Una vez hayan traspasado este umbral, en vano lucharéis contra su fuerza y poder.» (Gr IV, 124, 2, 3 y 8).


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann