Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

La amenaza de un cambio climático


   Tanto en Oriente como Occidente, los climatólogos y los meteorólogos observan las primeras señales de un cambio global debido a daños ecológicos.
   La mayoría de los expertos cree hoy, que la polución atmosférica llevará consigo un descenso de la temperatura, tal como lo indican ciertos resultados obtenidos. La contaminación del aire reduce la energía solar que llega a la tierra. Desde la tierra llegan a la atmósfera la enorme cantidad de 1.600 millones de toneladas de polvo anualmente.
   Nigel Calder, el autor inglés de libros técnicos, expresa en su libro La máquina del tiempo ¿nos amenaza una nueva época glacial? (1975), su hipótesis que la fatal sequía en la zona del Sahel, en África de los últimos años tiene una relación directa con el descenso de las temperaturas en el Norte, siempre dentro de las interrelaciones globales de la máquina del tiempo. También los meteorólogos japoneses del observatorio meteorológico estatal de Tokio, consideran que el enfriamiento continuo de las zonas polares está provocando en todas las partes del mundo o sequías (por ejemplo zona del Sahel) o repentinas inundaciones catastróficas; lo que se viene observando desde hace unos diez años.
   El obscurecimiento de la atmósfera debido al uso progresivo de aerosoles es un hecho. Lo demuestran numerosos resultados de mediciones efectuadas en diferentes partes de la tierra, durante los últimos años. La radiación solar que llega directamente a la tierra se ha reducido en un ocho por ciento, desde el tiempo de la II Guerra Mundial. Un astrónomo americano declara que la atmósfera y el espacio hasta unos miles de kilómetros de altura se pueden considerar como un gran vertedero de residuos. Esta situación preocupante se debe, según la opinión general, a los automóviles y aviones. Tanto en el territorio de USA, como sobre el Atlántico, han aumentado los cirros en una altura de nueve a doce kilómetros, debido a los gases de escape.
   También la URSS registró en el año 1967 un diez por ciento menos de luz solar que en el año 1940.
   A la contaminación atmosférica por la industria, los automóviles y aviones, se debe añadir la actividad volcánica que se está incrementando mundialmente desde los años cincuenta.
   Los científicos opinan unánimemente, que las provisiones caloríficas enormes de las regiones de los mares del Norte se han visto reducidas en un cinco por ciento durante las últimas dos décadas. Según la opinión del Dr. Rodewald (de la estación meteorológica marina de Hamburgo) publicada en la revista Umschau in Wissenschaft und Technik el grado de enfriamiento se acentúa desde el 1964, llegando a rebajar el valor medio por primera vez en el año 1972. Esto corresponde a la observación del Observatorio Geológico de la Universidad de Columbia de Nueva York, de la extensión creciente de la capa de hielo y nieve eternas, registrándose un aumento de doce por ciento desde el año 1971.
   Las masas de hielo de la Antártida aumentaron en un diez por ciento en los años 1966 y 1967, y siguen aumentando lentamente. En los últimos treinta años la temperatura media de todo el Hemisferio Norte, disminuyó en 0,50 grados Celsius. La escasa diferencia de la temperatura tiene una importancia mayor de lo que se supone. Existen indicios de que el cultivo de trigo disminuye, lo que confirman, tanto científicos canadienses como soviéticos. Al mismo tiempo informan los ornitólogos de «una emigración hacia el Sur, de aves normalmente establecidas en zonas del Norte».
   La Organización Mundial Meteorológica (OMM) de Ginebra, ve los cambios climáticos con preocupación, opinando que «el mundo tiene motivos de preocupación por las condiciones de vida de sus hijos y los hijos de éstos».
   Es tan seria la situación, que el Servicio Secreto de USA (CIA), se vio obligado a encargar un estudio climatológico a científicos eminentes. Hay un gran interés en conocer los datos de este estudio, que ahora se pueden obtener. De modo drástico se especifica que «estamos ante una nueva época glacial». Reid Bryson, catedrático y «uno de los climatólogos más conocidos y apreciados del mundo», indica que el clima de los últimos cincuenta a sesenta años, ha sido extremadamente benigno y que ahora nos acercamos hacia una «neoboreal» «o pequeña época glacial». Los científicos están de acuerdo, se lee en el libro El choque climático, que el tiempo está empeorando, siendo éste uno de los factores más importantes para la supervivencia de la civilización. En lo que concierne al calentamiento de la tierra, en base a los automóviles, la industria y los incendios forestales y el monóxido de carbono que éstos liberan, el profesor Bryson opina que el efecto es absorbido por el enfriamiento debido a las cantidades de polvo. «Debido al polvo, la tierra se habría enfriado aún más, si no fuese por las cantidades incontrolables del monóxido de carbono. » Los resultados de las observaciones de los científicos soviéticos, también indican un enfriamiento global para las próximas décadas. El tiempo se ha conjurado contra la humanidad, la naturaleza devuelve el golpe. Ahora comienzan a verse las consecuencias. «En los próximos años veremos sequías e inundaciones, huracanes y tornados, y grandes nevadas nos ahogarán», se puede leer en el libro El choque climático. Las consecuencias de los cambios climáticos serán malas cosechas, hambre, escasez de agua, mareas y un aumento en los gastos de calefacción.
   En el estudio de la CIA se puede leer: «El clima es un factor decisivo. La política alimentaria se convertirá en un problema para todos los gobiernos». El profesor S. Vendrow dice: «dentro de pocos años habremos destruido el equilibrio ecológico que se venía desarrollando durante milenios». La advertencia de Jakob Lorber, con respecto a la destrucción de los bosques, ya demuestra ser aplicable a la situación actual. Ahora los científicos ven la interrelación existente entre los cambios de clima y la tala de grandes extensiones de bosques.
   La Nueva Revelación lo predijo de manera muy precisa, que «a causa de la destrucción de los bosques, las tormentas y los temporales devastarán los países con mayor facilidad, llegando a los extremos de provocar cambios climatológicos en algún que otro país». (LGh, 208).
   El hombre prometeico de nuestra época tecnológica, enemigo de la naturaleza, demuestra una ambición desmesurada para el poder y las ganancias. Fascinado por el progreso y el crecimiento, ataca la naturaleza causando graves daños. Probablemente provocará «un progreso hacia el final», en base a la destrucción del ecosistema. Su antagonismo a la naturaleza y su soberbia luciférica son obvios, por ejemplo, se expresan en las palabras de Voegelin: «Para aparecer como dueño indiscutido de su existencia, el hombre ha de limitar la existencia de tal modo que los límites no se noten».
   Muchas veces no se comprende la importancia de unas palabras proféticas hasta que no se hayan cumplido los acontecimientos a que se refieren. Actualmente se esbozan ya algunos de éstos en muchos de sus aspectos y hacen temer lo peor. Con lo explicado anteriormente se comprenderá mejor la palabra de Lorber, citada al principio del capítulo y la que ahora repetimos, en vista de su gran importancia: «Es posible que los hombres lleguen a inventar grandes cosas que influirán en la naturaleza de este planeta, y que éste se volverá inutilizable. Las consecuencias no serán muy agradables». (Gr V 109, 6). El hombre actual recibe más advertencias del profeta: «Yo os digo, todas las calamidades, el mal clima, los huracanes y las inundaciones destructivas y muchas otras cosas, son las consecuencias de los actos desordenados de( hom6re». (Gr IV 144, 2).
   En la Nueva Revelación, el Señor le, demuestra al hombre que Él todo lo ha dispuesto perfectamente, según su sabiduría y no ha dejado nada a la casualidad. El complicadísimo ecosistema conserva su equilibrio por la intervención de una mano invisible, mientras no interfiere el hombre causando perturbaciones. Por esto se lee en la Nueva Revelación: «Mi orden es perfectamente calculado y Mi vista abarca todo, de lo más grande hasta lo más pequeño; y una cosa existe para que también pueda existir otra». «Todo está previsto para que pueda existir eternamente, si el hombre con su voluntad destructiva no interfiere en Mi orden eterno, lo que Yo no puedo impedir.» (Hi I, pag. 138, 24 ss.).


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann